El Pleno del Parlamento Europeo, con el apoyo del Gobierno de España, ha hecho una revisión y ha anulado en pocos días las tímidas medidas ambientales que se pretendían implementar. Afecta a cuatro mil fincas menores de 10 has. en Navarra. Esto contradice el trabajo ya hecho de los científicos que nos alertan del grave impacto que la agricultura industrial tiene sobre el medio ambiente. Negar también las rotaciones de cultivo es una aberración que desprecia el conocimiento agrícola. Una visión cortoplacista hecha a trote de cuto, por políticos irresponsables, para apaciguar las movilizaciones del campo cuando quedan dos meses para las elecciones europeas.

No ha sido un triunfo de la tractorada. Las grandes multinacionales del herbicida, los transgénicos y los abonos químicos bien representadas por políticos infames se frotan las manos. No se han preocupado siquiera por hacer un estudio de impacto ambiental. Podían haber optado por favorecer la formación para una necesaria transición o el apoyo decidido a los agricultores que practican la agroecología. Podían apoyar la investigación o a las empresas de abonos orgánicos o sistemas sostenibles. Podían evitar que la PAC apoye a los latifundios y grandes empresas frente a los pequeños agricultores… El sector agrario pedía, con razón, precios justos y regulación del libre comercio y la competencia desleal de terceros países, pero eso ni se lo plantean. Afecta al negocio de esas mismas multinacionales.

Lo cierto es que un tercio de las aguas de Europa están contaminadas por nitratos. Si tienen nitratos, tienen pesticidas y herbicidas. En julio de 2020 la comisión europea emitió un dictamen previo para llevar a España al tribunal de justicia europeo por incumplir la directiva de nitratos. El informe de Greenpeace califica como preocupante la situación de Navarra. Yo, particularmente, con un medidor de precisión que me dejó esta asociación, he analizado las aguas de Tafalla y de la Valdorba y el resultado es clarísimo: allí donde hay agricultura, el agua está contaminada. Hasta el río Cidacos. El agua del embalse de Mairaga que nos ha salvado está bien, porque viene del monte; el agua de la fuente Resano en Tafalla por ejemplo, tiene 130 ppm de NO3 cuando el máximo es 50.

La entrada del Canal de Navarra a la potabilizadora de Tafalla lleva cortada más de tres meses por herbicidas que ya aparecen en la balsa de Villaveta, al lado de Aoiz. El año pasado estuvo dos meses cortada por lo mismo. Es increíble que se expropien e inunden pueblos, paguemos a escote una infraestructura millonaria y a día de hoy los técnicos del canal anden locos por buscar una solución. La solución es bien fácil: que se haga un estudio sobre qué fincas contaminan el Canal y se les ofrezca hacer agroecología. Igual estos poquísimos agricultores afectados descubren un mundo nuevo, sano y rentable. Lo otro sería, lógicamente, expropiar y repoblar.

Esta agricultura industrializada pasará a la historia como el tiempo en que desaparecieron el 70% de los insectos y de los pájaros, se rompió el paisaje y la fauna con concentraciones parcelarias salvajes, se erosionó el suelo, se contaminó la mayor parte de los acuíferos y se desplazó a los pequeños agricultores.

Otra agricultura es posible y la practican miles de agricultores en el mundo. Un cuarto de la agricultura de la India, por ejemplo. La manifestación de hoy sábado en Iruña, que convocan 100 organizaciones navarras en apoyo del pequeño agricultor, la soberanía alimentaria, el consumidor y contra el modelo agrario industrial, es un ejemplo de la preocupación por los efectos de un modelo agrícola que es el mayor agente contaminador del planeta.

El autor es profesor jubilado, primer inscrito en agricultura ecológica de Navarra