No tengo ni idea de fútbol, pero, como a muchísima gente, a mí también me da mucha pena que se vaya Jagoba Arrasate. Es evidente que en lo deportivo ha conseguido reflotar el equipo y llevarlo a lugares importantes, y que en el ámbito social ha logrado como nadie atraer y aglutinar a aficionados y ciudadanía en general en torno a Osasuna. En la rueda de prensa del martes lloró Arrasate, lloró el presidente Sabalza y lloró Braulio Vázquez, el director deportivo. Entiendo que todo tiene un comienzo y un fin y que después de seis intensos años con sus altibajos haya una buena dosis de fatiga, pero no deja de ser triste.

Ni que decir tiene que lo que ha hecho Jagoba Arrasate por el euskera en Navarra no tiene precio. No estamos acostumbrados a cosas que deberían ser normales como empezar hablando en euskera en una comparecencia pública, usar y animar a usar esta lengua en los entrenamientos y en el vestuario, apoyar sin medias tintas campañas diferentes iniciativas sociales de fomento de la lengua, cantar bertsos en las celebraciones más mediáticas… Y también me imagino que todo esto no habrá sido precisamente del agrado de algunas personas, y quizá de algunos miembros de la junta directiva, más afines a posiciones políticas no muy amigas del euskera, por decirlo de alguna manera.

El hecho de que Jagoba sea el responsable de la Euskal Selekzioa y que haya contado en su primer encuentro con futbolistas navarros, también le habrá repateado las tripas a más de uno. ¿Demasiado rojerío en el equipo rojillo? Jagoba es un hombre cabal y elegante y, aunque hubieran existido, nunca sacaría este tipo de presiones y de trapos sucios a la luz. El hecho es que se va y la mayoría le vamos a echar de menos. Ongi izan Jagoba eta mila esker bihotzetik!